I Have a Dream

Pues eso, tengo un sueño y espero que en esta semana que empieza se cumpla y que la terminemos curados, por lo menos, de una de las pesadillas que nos amenazan.
Jesús Pino Jiménez
Jesús Pino Jiménez

Como empiezan los columnistas de verdad: igual cuando lean este artículo la actualidad me ha adelantado, ya está todo el pescado vendido y acaban preguntándose que para qué demonios lo he escrito, pero el hecho es que ahora mismo, a muy pocos días de las elecciones que se avecinan, me apetece escribirlo y me voy a dar el gusto. No deja de resultar pretencioso que desde un periódico de provincias humilde como éste nos atrevamos a meternos en un berenjenal tan gordo y tan alejado en apariencia de nosotros como es el del país de las barras y las estrellas, cierto, aunque, si nos tomamos al pie de la letra aquello de que vivimos en un mundo globalizado y de que lo que ocurre al otro lado del Océano, lo queramos o no, nos afecta, tenemos el derecho y tal vez el deber de opinar y mi opinión, con perdón, es que estoy cagado ante la perspectiva de que ese personaje llamado Donald Trump vuelva a ganar y ante la no menos terrorífica de que, incluso perdiendo, se empeñe en seguir por cualquier medio en el poder. A mí me asusta, la verdad, que un tipo como él esté al frente de la nación más poderosa de la tierra. Tal como yo lo veo y por lo que voy leyendo al respecto, es un mentiroso compulsivo, carece de escrúpulos, hace carantoñas a los racistas y supremacistas, se burla de los científicos, desprecia cualquier atisbo de solidaridad universal, idolatra al becerro de oro, reprende de malos modos a quien le lleva la contraria, alardea de un machismo trasnochado, pone en duda el sistema del que él mismo forma parte, no paga impuestos, es vulgar hasta decir basta, insulta sin cortapisas y otras cuantas lindezas de este cariz y aún peor. A mí me aterra, de veras, que alguien así dirija el mundo en los próximos años y, pese a mi disgusto por que no hayan encontrado a otro rival de más envergadura en unas circunstancias tan drásticas como las que estamos viviendo, modestamente, desde este pequeño rincón de nuestra  Toledo (hay otra Toledo en el estado de Ohio) me atrevo a pedir a mis hermanos americanos, como diría Mercedes Sosa, que tan admirables son por tantas cosas y que tantas veces han salvado a la vieja Europa, que se lo piensen bien y que voten con cabeza y con corazón y que manden a su casa, que no carecerá de comodidades, a este impresentable que, con la que está cayendo, nos está volviendo la vida más difícil todavía. Lograrán también, de paso,  que se desanimen todos esos aprendices de Trump que están surgiendo como florecillas en muchos países, incluido  el nuestro. ¿Recuerdan el mítico discurso de Martin Luther King?. Pues eso, tengo un sueño y espero que en esta semana que empieza se cumpla y que la terminemos curados, por lo menos, de una de las pesadillas que nos amenazan.