Comer perdices

Trato de encontrar esperanza en esta niebla que lo cubre todo, que lo daña todo
José Miguel García Conde
José Miguel García Conde

No sé si leer los periódicos, ver la televisión o cortarme las venas. Si no me las corto es porque no quiero manchar de sangre las cortinas y que mi mujer encima me regañe. Elijo leer las noticias como quien escarba en la basura, buscando algún resto de comida que satisfaga el vacío de mi estómago. Trato de encontrar esperanza en esta niebla que lo cubre todo, que lo daña todo. Estoy cansado del dichoso coronavirus (lo escribo así en minúscula, no vaya a ser que se crezca demasiado), cansado de las confrontaciones entre los bloques políticos, de los enfermos que pueblan las ucis, de los muertos que adornan las encuestas, que son meros números sin nombres ni apellidos. Estoy cansado de la gente estúpida e insolidaria, que solo piensa en sí misma e ignora a los médicos, enfermeros, maestros, policías y demás, que lo están dando todo por sacar esto adelante. Cansado de las mentiras que nos escupen los medios de comunicación y los políticos a la cara, como si fuéramos tontos de remate, como si pudieran manejarnos a su antojo y creyeran que somos marionetas. Estoy profundamente harto de que me digan que en mi casa solo pueden juntarse 6 personas, pero que en mi clase del instituto donde trabajo se puedan apelotonar cerca de 30 alumnos, o que en el metro no se contagie nadie, aunque vayan los vagones a reventar. Estoy tristemente harto de que las plazas de toros sean menos peligrosas que los teatros.

No pretendo encontrar soluciones en las páginas de los periódicos, no quiero dar lecciones de nada, ni tan siquiera tengo una lámpara maravillosa que resuelva este problema, que nos ha tocado vivir, pero al menos necesito saber que saldremos indemnes de esta, aunque sea mentira. Necesito saber que al final del cuento seremos felices y comeremos perdices.