26 millones podría ser el dinero que nos va a tocar en la lotería o 26 millones podría ser el sobrecoste del hospital de pandemias construido por Ayuso. Pero no, 26 millones son los españoles y españolas, incluidos menores, que en un chat de whatsapp de unos exmilitares nostálgicos del franquismo consideran necesario fusilar para volver a su idea trasnochada de España. El dos de diciembre la periodista Alicia Gutiérrez publica en Infolibre unas conversaciones de Whatsapp de un grupo de militares retirados del Ejército del Aire donde se lanzan proclamas golpistas y se profieren expresiones violentas entre las que aparecen, por parte de un general retirado, la necesidad de fusilar a 26 millones de personas.

Y ojo, si nos paramos un momento a pensar en la frase “26 millones de fusilados”, en una población de 47 millones, ¿A que 26 millones de españoles hay que fusilar? A mí me toca seguro, pero pensad cuando estéis leyendo estas líneas que a alguien de vuestro portal o a algún familiar también le va a tocar. No es ninguna sorpresa que en un país donde los militares un día se acostaron franquistas y al día siguiente se levantaron “demócratas”, en realidad no cambiaron ni un ápice de su mentalidad y sueñan con un nuevo levantamiento militar para “reconducir” la situación y que incluso han bautizado como Operación Albatros, o que la portavoz de VOX afirmará en el Congreso que esos “militares” son nuestra gente. Justo cuando se cumple el aniversario de la Constitución; esa misma Constitución que Fuerza Nueva llamó a votar no, mientras Alianza Popular abstención y el PSOE y el PCE a favor. Es ahora cuando los que nunca quisieron la Constitución vuelven a intentar derribarla, ya sea por lo civil o lo militar. El silencio no puede ser una opción en estos momentos, tampoco la equidistancia. ¿Que equidistancia puede haber entre quienes quieren fusilar a 26 millones y quienes no queremos fusilar a nadie? ¿Quizá 13 millones os parecería bien a la gente de “centro”? ¿Quizá evitar que los niños sean fusilados? No lo sé, yo soy un poco extremista y no me voy a mover del cero, cualquier otra cosa me parece inaceptable. Parece que ha llegado el momento de abrir las puertas y ventanas del ejército y acabar con todo síntoma franquista y antidemocrático cual vacuna para acabar con el virus. Un ejército que necesita democratizarse, avanzar en derechos y evitar que se despida a los soldados a los 45 años mientras algunos altos cargos siguen teniendo prebendas y se creen por encima de la ley.