Factor 50

Se supone que tengo que escribir una columna con aire veraniego, una columna alegre y soleada, donde las palabras se vistan de bañador y se pongan factor 50.
José Miguel García Conde
José Miguel García Conde

Se supone que tengo que escribir una columna con aire veraniego, una columna alegre y soleada, donde las palabras se vistan de bañador y se pongan factor 50, por lo que pueda pasar. Escribir por ejemplo que la vida continúa, que la risa ha vuelto a las ciudades y que las cervezas por fin pueblan los bares. Escribir que el otro día vi a mi abuelo después de mucho tiempo, que mi madre me abraza cada vez con más fuerza. Escribir que por la tele han regresado los programas de relleno, y que en los hospitales apenas muere gente. Escribir que las playas se llenan de turistas, que los coches despeinan el asfalto, y que el humo por fin gobierna el aire.

Sin embargo, debería escribir que el mundo se ha olvidado de la palabra miedo, que nadie se acuerda de vivir confinados. Debería escribir que ya no se aplaude en los balcones, que los médicos y enfermeros son un poco menos héroes, que las mascarillas cada vez se ven menos en la cara de la gente. Debería escribir sobre la inconsciencia y la palabra virus. Debería escribir que el hombre es egoísta, que a veces es un lobo para el hombre, que en apenas semanas volverán los entierros a las plazas, las lágrimas al cuerpo, la pena a las ciudades. Debería escribir otra columna, tal vez menos alegre, tal vez una elegía.