LUCES

Ahora que el sol nos abrasa, que tenemos las manos atadas, los ojos cerrados y el futuro torcido. Ahora más que nunca hay que tener luces, aunque todo sea oscuro.
José Miguel García Conde
José Miguel García Conde

Ahora que la luz es selectiva, aunque siempre lo fue, que hay que poner lavadoras a las 12 de la noche, planchar la ropa a las 6 de la mañana, ver la televisión a las 3 de la madrugada, incluso, si me apuras, leer un libro después de medianoche. Ahora que las eléctricas se han quitado la máscara y nos van a robar a mano armada, aunque siempre lo han hecho, que van a hacer un butrón en nuestras cuentas corrientes, que quieren poner de moda las velas y los candelabros, como en la Edad Media. Ahora que nos reímos, que hacemos memes, que contamos chistes y que aceptamos lo que nos viene con resignación, con ese pasotismo atroz, que tanto nos caracteriza, que apenas si protestamos en las redes sociales, que asumimos que así es la vida, que la luz viene de los enchufes y que no podemos hacer nada. Ahora que, como siempre, los políticos miran para otro lado, que los medios de comunicación miran para otro lado, que los sindicatos miran hacia otro lado, que los ciudadanos miran a Rociito. Ahora que la luz parece que no es nuestra, que nunca fue nuestra, que, al igual que en la poesía, tan sólo es una metáfora que nadie logra tocar con los dedos, que sólo saboreamos cuando morimos y la observamos al final del túnel. Ahora que sólo nos preocupa la hora de cierre de las discotecas, la lista de Luis Enrique para la Eurocopa, el último expulsado de Supervivientes. Ahora que el sol nos abrasa, que tenemos las manos atadas, los ojos cerrados y el futuro torcido. Ahora más que nunca hay que tener luces, aunque todo sea oscuro.