El felón

...Sánchez, compatriota, ¿merece la pena pasar a la historia como un felón a tu patria?...

Juan José Gómez-Hidalgo
Juan José Gómez-Hidalgo

Cuando vi ayer al Presidente Sánchez en su ya memorable paseo junto a Biden plasmé en Twitter, como miles de tuiteros, mi indignación y vergüenza por cómo se produjo el encuentro. A la inmensa mayoría le podrá importar más bien nada el hecho pero la irrelevancia de España en el sistema internacional es cada vez más preocupante. Y en el mundo actual, ser irrelevante es objetivamente negativo.

Como preocupante, negativa y a la vez alarmante es la manera o más bien maneras que se gastan en Moncloa para dar cuenta de los quehaceres del mitómano Sánchez, por no hablar de las bambalinas de lo que son capaces de hacer por conseguir ese paseíllo, infame. Llama poderosamente la atención los codazos de esta izquierda desnortada por encontrarse un nuevo espacio por el que parece valer todo. Bueno, la realidad es que siempre le ha valido todo. De antiamericanos acérrimos han pasado a casi arrastrarse por una foto. No cabe mayor ridículo histórico.

Desde el palo de Ayuso y las víctimas cobradas, Sánchez no levanta cabeza. En lugar de gobernar, cuenta que gobierna como si fuéramos espectadores de una mala telenovela doblada. Es francamente desbordante su capacidad para cambiar la piel. Son decenas los videos que circulan donde aparece diciendo como candidato justo lo contrario de lo que está haciendo como presidente. ¡Maldita hemeroteca!

En el último mes hemos pasado por la denigrante afrenta marroquí (véase aquí la atribución de una doble culpabilidad) de momento calmada gracias a nuestros socios europeos; por la calamidad de los prematuros indultos a los golpistas catalanes (véase que se entiende la prerrogativa del indulto por parte del Gobierno siempre que no sea producto de un chantaje como es el caso) hasta llegar a la cita exprés con Biden. 

Convendrán en que todo lo que estamos viviendo no es nada normal. ¿Cuándo podremos volver a vivir tranquilos en España y volver a una senda de normalidad? Me temo que solo ocurrirá cuando Sánchez sea el próximo en desaparecer de nuestras vidas mediatizadas. Cuando cambie el gobierno. Deben darse cuenta los lectores que jamás hemos estado peor en los últimos 46 años desde el punto de vista político tanto a nivel doméstico como desde la óptica exterior. Y de lo político, hoy por hoy y desde un hecho histórico llamado Paz de Westfalia (1648), depende casi todo lo que atañe a nuestra calidad de vida.

Y todo esto por el poder. El maldito poder estéril que solo sirve para sentirse en las nubes durante un tiempo.

A Sánchez y por qué no a todos los que como Sánchez son o aspiran a ser, que haberlos haylos, yo les preguntaría lo siguiente: ¿merece la pena el poder por encima del prestigio y la admiración de los demás? ¿merece la pena el que no puedas volver a pasearte tranquilamente por las calles de tu país como un ciudadano más? ¿merece la pena situar el ego personal por encima del bien común? 

Sánchez, compatriota, ¿merece la pena pasar a la historia como un felón a tu patria?