La Marquesa

El Sr. Vicepresidente segundo nos ha dado más bien un verano llorón y escabroso, así que me interesa más el fondo de lo ocurrido entre el Partido Popular
Juan José Gómez-Hidalgo
Juan José Gómez-Hidalgo

¡Vaya veranito! Parecía que iba a ser un agosto más o menos como los demás con el añadido de la pesadilla actual. Pero hete aquí que no. Aunque la actualidad pueda ir por otro lado, esta es una columna mensual y por ello con su permiso siempre intentaré tratar temas sino atemporales, que puedan siempre aportar valor y provocar debate. Y por ello les pregunto: ¿qué les suscita el título? Piénsenlo. ¿Y si lo hubiera titulado: “La marquesa y el hijo del terrorista”? Reflexionen. Ahí lo dejo.

El Sr. Vicepresidente segundo nos ha dado más bien un verano llorón y escabroso, así que me interesa más el fondo de lo ocurrido entre el Partido Popular, partido del que soy militante desde 1991 y Cayetana Alvarez de Toledo, ya ex-portavoz del Grupo Parlamentario Popular en el Congreso de los Diputados. Lejos de calificar comportamientos individuales o personalidades- no seré tan osado sin conocer a los personajes-, mi interés radica en indagar y valorar el, a mi modo de ver, terremoto político generado por la destitución de Cayetana A.T.

Es verdad que el comienzo del curso y la actualidad lo tapan todo y pronto caerá en el olvido pero a buen seguro tendrá sus consecuencias, de un modo u otro, pues se trata de un hecho muy poco habitual precisamente por la controversia que encierra tal decisión, sin haber cumplido siquiera un año de Legislatura. Como anécdota, decir que CAT ostenta un récord: ha salido dos veces, una voluntariamente y otra cesada, de su posición en el Partido Popular con dos Presidentes diferentes. La primera, manifestándose abiertamente en contra de la estrategia de Rajoy con respecto al tema catalán. La segunda, la que nos trae a colación. Se ha pasado en menos de un año del “ella es nuestro Messi”, pues así la presentó Casado al nombrarla candidata número 1 por la provincia de Barcelona, a su destitución por mor de lo que internamente en los partidos se suele denominar deslealtad o indisciplina.

La lógica interna del PP la conozco muy bien y se podrá estar más o menos de acuerdo en las formas sobre todo, pero a mí, de susto no me ha pillado.  Si acaso, decir que un poco de improvisación y juego de camarilla sí parece haber habido. Es tremendamente complicado ser Presidente de un partido en el que uno se debe sobre todo a los que te ayudaron a llegar a esa posición. Hay que atarse pero que muy bien los machos. Cierto es que Casado tiene derecho a confeccionar su equipo como él considere pero desde mi perspectiva se mantienen viejos usos sazonados con un cierto ímpetu digamos “testosterónico” como dijo Rufián.

Por lo que respecta a la susodicha, lo mejor es leer su entrevista en El Mundo del pasado 30 de agosto. Posiblemente una de las más relevantes entrevistas políticas de la historia española reciente. Va de suyo que la disciplina de voto está en el ADN del sistema parlamentario español y todo diputado, elegido a dedo, lo sabe desde el momento que entra a formar parte del mismo. Cayetana conoce bien esas interioridades pero se rebela contra ellas y le aburren la endogamia y el servilismo de la partitocracia española.

Sin embargo, a pesar del varapalo, no se resigna y cree que “debido al enorme margen de mejora, merece la pena dedicarse a la política” y le gustaría demostrar con su decisión de mantener el escaño “que la libertad no es sinónimo de indisciplina”, mediante la máxima de que se pueda permitir a un diputado “acatar y discrepar” previa deliberación de la decisión a tomar. Creo honestamente que su perfil, como el de otros antes, por ejemplo Pizarro o Marcos de Quinto, el ex- Vicepresidente de Coca Cola que se sentó por un tiempo en el Congreso como diputado de Ciudadanos, sencillamente no encaja por desgracia en la política española. No por su currículum o brillantez expositiva y profesional sino simplemente porque el espíritu del auténtico liberal, no del de boquilla, no admite fácilmente determinados sometimientos y servidumbres. Ahora bien, el reto que plantea CAT es sumamente atractivo y emocionante. Hacer compatible ese espíritu liberal y el ejercicio de la política en España es altamente evocador. La única manera de que el PP pueda verdaderamente ampliar su pegada es facilitando el entendimiento y el acoplamiento entre las distintas sensibilidades, la liberal por un lado y la conservadora por otro, si es que de verdad queremos ser creíbles en aquello que se pretende vender.

La pretensión de la marquesa, título no peyorativo ni jocoso, es muy loable pero mucho me temo que no llegará a buen puerto. Ojalá me equivoque.